Desde que te ame, y te conocí, desde que nuestros cuerpos se juntaron en el eterno lazo del amor, mi inocencia se perdió, mi locura terminó, ya no quise más que el sudor de tu cuerpo, el roce de tu piel, el olor del amor, era tan exquisito el dulzor de tus labios que hubiese podido alimentarse con ellos lo que le quedaba de vida, acostado, perplejo inválido por los constantes choques de la realidad, que te veo frente a mi, atrás, a mi lado, a veces si, otras no, el tiempo, es fugaz a tu lado, y quisiera días de 60 horas, pero la distancia a ti se multiplica por el tiempo, que se vuelve eterno, maldita física, maldito científico y estudioso en la materia, tú no conoces lo que siento, lo que admiro y contemplo ¿Estoy dopado?, si una vez más, y amenazas con lanzarte, siempre los has deseado, pero su recuerdo, el brillo de sus ojos, la modesta y descuidada mirada, su extraño caminar, y la inocencia de su rostro te hace aterrizar, y jurarle una y mil veces que la vas a amar, jamás, jamás, te dejaría sola, sola frente al mundo que en tus viejas cartas tanto le dijiste al pobre ser que temías, nunca más estarás sola a la merced de la oscuridad, porque hasta celos de que el sonido roce tu piel siento, quiero que seas mía en la eternidad, es mi deseo posesivo, pues nunca te dejaré, estoy enfermo, enfermo de ti, eres mi remedio diario, mi gran necesidad, nunca él, se la dejaría de recetar, eres la droga, lo que me dopa en momentos de fricción, estoy loco una vez más, eres tan reconfortante como dormir en el pajal, que un abrazo tuyo, es cálido y relajante, sabor a chocolate que pocas veces en mi vida, me digne a rechazar, de tu amor nunca olvidado, como el cuadro pintado por el artista mas incógnito, como mi sentimiento abollado, por lo que mi mente sin razón pinta, hoy me desahogo, las letras son mi jeringa a la vena.
¡oh dulce amor!,
ayudame a encontrar más palabras.